invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos. Pero el
problema era que la rana no sabía volar. "Déjenmelo a mí -dijo la
rana-. Tengo un cerebro espléndido". Luego pidió a dos gansos que la
ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un
extremo. La rana pensaba agarrares a la caña por la boca.
A su debido tiempo, los gansos y la rana comenzaron su travesía.
Al poco rato pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes de allí
salieron para ver el inusitado espectáculo. Alguien preguntó: "¿A
quién se le ocurrió tan brillante idea?" Esto hizo que la rana se
sintiera tan orgullosa y con tal sentido de importancia, que exclamó:
"¡A MI!" . Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que abrió la
boca, se soltó de la caña, cayó al vacío, y murió.
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Nunca te jactes de las cosas que tienes o sabes, pues otros saben de
otras cosas que tú ni siquiera imaginas.
Sé humilde y nunca te creas más que los demás.
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Diego Sanzó
Diego.Sanzo@gmail.com
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