viernes, 6 de junio de 2008

Paradigma de la riqueza

Una vez un padre de una familia muy acaudalada llevó a su hijo a dar
un paseo por el campo con el firme propósito de que éste viera cuán
pobres eran las gentes del campo; que aprendiera a dar valor a las
cosas y lo afortunados que eran ellos.

Un día y una noche completos estuvieron conviviendo en una granja con
una familia muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a su casa,
el padre le pregunta al hijo:

-¿Qué te pareció el viaje, hijo?

- ¡Muy bonito, papá!

-¿Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente?

- ¡Si!

-¿Y qué aprendiste?

- Que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros
tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un río que no tiene fin
a la orilla de su granja. Nosotros tenemos unas lámparas muy bonitas
en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio lega hasta el
borde de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente,
papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia.
Tú y mamá y tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo.

El padre se quedó mudo, y su hijo agregó:

- Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.

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