Hay una encantadora historia que se cuenta de Rossini, el
famoso compositor. Parece que la primera vez que se montó su ópera El
Barbero de Sevilla, fue malamente recibida. La caída del telón fue
seguida de innumerables silbidos y abucheos. Ninguno de los presentes
jamás había visto algo similar. La prima donna estaba histérica. El
galán hablaba oscuramente de suicidio. Fueron a buscar al compositor,
pero no aparecía por ningún lado.
"Lo peor ha ocurrido", gimió el aturdido empresario. "El
maestro se ha destruido a sí mismo." Todos en masa corrieron a la casa
de Rossini, y lo encontraron en su cama durmiendo a pierna suelta. Le
despertaron a punta de gritos: "Maestro, ¿está usted bien?" Rossini
contestó: "Estaba durmiendo muy plácidamente antes de que me
despertaran." Le ripostaron: "Pero, ¡Pero la ópera! ¡El fiasco!"
Rossini replicó: "Evidentemente El Barbero no era lo
suficientemente bueno, así que tengo que componer algo mejor, eso es
todo. Pero discutamos eso en la mañana. Ahora, por favor déjenme
dormir". Y volvió a cerrar los ojos.
Como todo el mundo sabe, El Barbero resultó ser un éxito
rotundo, y no ha dejado de presentarse durante los pasados cien años.
Aquí podemos ver que Rossini era un gran filósofo, tanto como
un gran compositor. Sin saberlo, estaba practicando el Nuevo
Pensamiento. Esta historia es un ejemplo perfecto de como deberíamos
encarar el fracaso aparente y las dificultades a fin de comvertirlas
en éxito.
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